lunes, 14 de noviembre de 2011

Lo prometido... es deuda!!! mi primer libro "serio".

Comienzo a cumplir lo que habia prometido... ir deshojando el camino literario de mi vida!
Antes de leer este que ven aqui, es evidente que ya tenia una relación con la palabra escrita, como cualquier niño, pienso yo, que ya sabe leer me enredé en histórias que ahora me escapan pero que, con el ejercico de memória que hoy pongo en marcha, probablemente vengan a la superficie y os los iré presentando...

                                      PLATERO Y YO de Juan Ramón Jiménez

Tenia yo doce años y cursaba el primer año de bachillerato en el Colégio Leal de Caracas, nuestra profesora de castellano y literatura, a la cual recuerdo como joven, delgada y con una exhuberante cabellera negra, nos reseñó que nuestra obra literária para ese año seria este libro marvilloso!!!

Capitulo XXVII          El perro sarnoso.

Venía, a veces, flaco y anhelante, a la casa del huerto. El pobre andaba siempre huído, acostumbrado a los gritos y a las pedreas. Los mismos perros le enseñaban los colmillos. Y se iba otra vez, en el sol del meiodía, lento y triste, monte abajo.
Aquella tarde, llegó detrás de Diana. Cuando yo salía, el guarda, que en un arranque de mal corazón había sacado la escopeta, disparó contra él. No tuve tiempo de evitarlo. El mísero, con el tiro en las entrañas, giró vertiginosamente un momento, en el redondo aullido agudo, y cayó muerto bajo una acácia.
Platero miraba al perro fijamente, erguida la cabeza. Diana, temerosa, andaba escondiendose de uno en otro. El guarda, arrepentido quizás, daba largas razones no sabía a quien, indignándose sin poder, queriendo acallar su remordimiento. Un velo parecía enlutecer el sol; un velo grande, como el velo pequeñito que nubló el sano ojo del perro asesinado.
Abatidos por el viento del mar, los eucaliptos lloraban, más reciamente cada vez hacia la tormenta, en el hondo silencio aplastante que la siesta tendía por el campo aún de oro, sobre el perro nuerto.


Creo, que fué aqui que descubrí como amo los animales y me repugna la injusticia... es el pasaje más triste del libro todo... más triste que la muerte de Platero, porque el protagonista le llora, le dedica versos en un libro, y sufre por el, pero quien se acuerda del perrito sarnoso que nadie queria?... yo!!! Pienso que ahora ya me conoceis un poquito mejor... defensora de causas perdidas!!!
Hasta mañana amigos!!!


Ramona.

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